Los hay por todas partes, pero por el día muchos pasan desapercibidos, quedan camuflados como restaurantes, cafeterías, bares.. Pero por la noche se convierten de una manera increíble, y en cada calle, en cada esquina, cada puerta es un pub irlandés. Cambian la iluminación, suben la música, reorganizan mesas y sillas y ponen un tío muy grande con traje y pinganillo en la puerta. En algunos necesitas estar en lista para entrar, pero siempre puedes decir que te llamas Stephen Murphy y seguro que hay alguno.
Hoy he leído una noticia en el periódico que daba el nuevo ranking en consumo de Guinness en el mundo. El primer consumidor es Reino Unido, yo creo que los irlandeses lo llevan bien, porque todo ese dinero viene para aquí, y siempre viene bien tener al enemigo controlado con tu cerveza, les puedes envenenar en cualquier momento o emborrachar aunque eso lo hacen ellos solos. Lo que decía el artículo que es Irlanda ha perdido el segundo puesto. ¿Y quien se lo ha arrebatado? Pues Nigeria. Eso no creo que les haga tanta gracia. Pero tiene su explicación: La noticia se ha publicado un viernes por la mañana. El lunes ya lo serán otra vez los segundos, si hace falta yo les echo un cable.
Volviendo al tema de los pubs irlandeses, como decía el vídeo no tienen mucho que ver con los típicos pubs de centros comerciales que hay en España. Se nota que son copias, cuando vengáis notareis la clara diferencia. Lo mas importante desde mi punto de vista que tiene un pub irlandés y que lo diferencia de cualquier otros son los irlandeses borrachos.. que nooo que es broma, me refiero a la decoración, es exquisita, si no tienes material de primera para la decoración no puedes montar un pub, por poder si puedes (centros comerciales). Lógicamente en Temple Bar te quedas flipado, pero claro son demasiados años. De hecho justo al lado del pub tienes una tienda de souvenires oficiales del pub y a lo largo de la calle otros cientos más.
Una de las cosas que más me gusta de los pubs irlandeses es que no se puede fumar, y hay un ambiente muy bueno, no llegar a casa oliendo a cenicero es una maravilla. Y lo que menos me gusta son los borrachos irlandeses, aunque aun peores son los polacos. Otro día os hablaré de los gentilicios que te encuentras en Dublin.